Los maestros y maestras que trabajamos a diario con alumnado con TDAH debemos conocer una serie de técnicas y estrategias para poner en marcha en el aula, lo que nos permitirá responder de forma efectiva a las necesidades que presentan.
* Ineficacia del castigo: El alumnado con TDAH no aprende de los errores aunque se les castigue. Es probable que no comprendan por qué se les ha castigado o no sean capaces de establecer la relación entre la conducta negativa y la consecuencia o castigo. En el caso de que optemos por utilizar finalmente el castigo, debe ir acompañado de reforzamiento positivo de las conductas deseables y de un aviso que brinde al niño la oportunidad de modificar la conducta y evitar el castigo.
* Refuerzo positivo y economía de fichas: consiste en reforzar positivamente mediante recompensas materiales o sociales las conductas deseables. Para ello, podemos utilizar la gamificación en el aula. En la gamificación se usan la mayoría de los elementos presentes en los juegos, como pueden ser las insignias, los premios y los puntos, por lo que utilizarla en el aula podría ser muy útil para conseguir conductas concretas. En niños con TDAH, la gamificación tiene que tener las siguientes características: las normas para pasar de nivel tienen que ser claras y sencillas y estar expuestas de forma continuada en el aula mediante apoyos visuales, se deben proponer retos asequibles, de modo que el alumno se sienta capaz de conseguir el objetivo y no abandone la tarea. Esta gamificación debe partir de intereses del alumno/a, de manera que se encuentre motivado. La recompensa debe ser inmediata, no demorarse a otras clases, facilitando que se pueda establecer claramente la relación entre la conducta deseable y la recompensa.
* Extinción de conductas indeseables: consiste fundamentalmente en no prestar atención a las conductas disruptivas. A lo que sí podemos prestar atención es a los ANTECEDENTES. Podemos decir que un antecedente es lo que ocurre justo antes de una conducta y hace más probable que ésta ocurra de nuevo. Cuando hay una conducta problema, suele haber un antecedente que es el desencadenante, es como si fuera "la gota que colma el vaso", que hace que esa conducta se lleve a cabo. Tenemos que prestar mucha atención a todo lo que ha pasado antes de que ocurra dicha conducta y siempre que podamos, eliminaremos o cambiaremos los antecedentes que se dan antes de las conductas problemáticas para evitar que éstas aparezcan. Esta técnica forma parte del Apoyo Conductual Positivo, que se caracteriza por su carácter preventivo, adelantándose al problema para que no se produzca o tenga una incidencia menor.
Es cierto que no siempre va a ser fácil eliminar o cambiar los sucesos que provocan conductas inadecuadas, por lo que los antecedentes nos servirán para identificar en qué momentos podemos introducir y enseñar otras habilidades más adecuadas, o introducir conductas incompatibles con la conducta problema.
Si quieres aprender más sobre la forma de responder a las necesidades educativas del alumnado con TDAH, contáctanos y prepara tus oposiciones con nosotros.

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